TRANSICIONES

Lo cierto es que los seres humanos a menudo somos criaturas de costumbres. De hecho, nos aferramos a ellas, y cuanto más entrados en años más difícil nos resulta cambiar esas costumbres.

Por cierto, no es fácil cambiar. ¿Cuántas esposas se han quejado por años: “He intentado cambiar a mi esposo, pero…?” Sin embargo, Dios se deleita en cambiarnos; no tanto nuestra personalidad sino nuestro carácter. De eso se trata el plan de salvación: Dios nos transforma en personas nuevas en él.

¿Qué gran cambio tuvo Saulo de Tarso, y cómo sucedió? Hechos 8:139:1-22Gálatas 1:15-17.
“Al entregarse Saulo completamente al poder convincente del Espíritu Santo, vio los errores de su vida, y reconoció los abarcadores requerimientos de la Ley de Dios.

El que había sido un orgulloso fariseo, confiado en que lo justificaban sus buenas obras, se postró ahora delante de Dios con la humildad y la sencillez de un niñito, confesando su propia indignidad, e invocando los méritos de un Salvador crucificado y resucitado. Saulo anhelaba ponerse en completa armonía y comunión con el Padre y el Hijo; y en la intensidad de su deseo de obtener perdón y aceptación elevó fervientes súplicas al Trono de la gracia. “Las oraciones del penitente fariseo no fueron inútiles.

Sus recónditos pensamientos y emociones fueron transformados por la gracia divina; y sus facultades más nobles fueron puestas en armonía con los propósitos eternos de Dios. Cristo y su justicia llegaron a ser para Saulo más que todo el mundo” (HAp 97, 98).

Aunque nuestras historias de conversión no sean tan dramáticas como la de Saulo, todos deberíamos tener una historia, una experiencia de cómo el Señor ha obrado en nuestra vida para cambiarnos, para convertirnos en la clase de persona que sabemos que deberíamos ser. Sí, el proceso puede
ser largo y, a veces, es fácil preguntarse si alguna vez vamos a cambiar.

En esos momentos, es crucial meditar en dos versículos bíblicos y reclamarlos como propios. Lee Filipenses 1:6 y Romanos 8:1. ¿Qué dos grandes promesas se encuentran en esos textos, y cómo encajan en la experiencia de un cristiano?


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