“Tiempo de perder”

Lee Para el Estudio: Marcos 5:22-2435-431 Pedro 5:67Génesis 37:17-28Lucas 16:13Romanos 6:161 Corintios 15:26.

Para Memorizar: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Fil. 3:8).

Cuando Adán y Eva comieron del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, sufrieron su primera pérdida, la pérdida de la inocencia. Y esta inocencia perdida fue reemplazada por el egoísmo, el conflicto, la culpa, y el deseo de control y supremacía entre ellos.

Poco después de la Caída, fueron testigos de la primera vida que se perdió cuando recibieron pieles de animales para cubrir su desnudez. Al prohibírseles el acceso al árbol de la vida para que no comieran y vivieran para siempre, también perdieron su jardín perfecto; y años después perdieron a su hijo, Abel, a manos de su hermano, Caín. Al final, uno de ellos perdió a su cónyuge, y finalmente el compañero sobreviviente perdió su vida. Hubo demasiadas pérdidas como resultado de una decisión.

Sí, todos conocemos la realidad y el dolor de la pérdida, y la mayoría lo sentimos profundamente cuando esta pérdida afecta a nuestra familia. Y es que en la familia tenemos nuestros vínculos más íntimos; por eso una pérdida así, en las formas más variadas, nos pega con más fuerza.

Al seguir analizando la vida familiar, la observaremos en el contexto de los diversos momentos de la pérdida.

Muchos han sufrido como resultado de sus adicciones. Se han vuelto esclavos de sus deseos, y han perdido su dinero, su trabajo, su salud y su libertad. Pero Jesús vino a librarnos de nuestro pecado y de todas nuestras adicciones, y “si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36). Jesús también prometió que siempre estaría con nosotros (Mat. 28:20Isa 43:2); por lo tanto, no tenemos que librar solos esta guerra. De hecho, debemos recordar que la batalla es del Señor (1 Sam. 17:47), y nos promete la victoria (1 Ped. 1:3-9). Hoy puedes comenzar el camino hacia la victoria sobre cualquier adicción, y recibir la libertad que deseas y que Dios quiere para ti. Esto no significa que no tendrás problemas, y a veces hasta podrías fracasar. Pero lo bueno es que mientras no abandones al Señor él no te abandonará a ti. Y ciertamente, no hay nada de malo en buscar ayuda profesional también. Así como el Señor puede usar a un profesional médico para ayudarte con tus problemas de salud, también puede utilizar a un consejero profesional para ayudarte con tu adicción.

“Cuando nos rodean las dificultades y las pruebas, deberíamos acudir a Dios y esperar confiadamente en aquel que es poderoso para salvar y fuerte para librar. Debemos pedir la bendición de Dios, si es que queremos recibirla. La oración es un deber y una necesidad; pero ¿no descuidamos la alabanza? ¿No deberíamos agradecer más a menudo al Dador de todas nuestras bendiciones? Necesitamos cultivar la gratitud. Deberíamos contemplar frecuentemente y volver a contar las mercedes de Dios, y alabar y glorificar su santo nombre, aun cuando experimentemos dolor y aflicción” (MS 2:306).


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