Soberanía | DA LA SABIDURÍA A LOS SABIOS, Y LA CIENCIA A LOS ENTENDIDOS… Daniel 2:21

Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Daniel 2:21.

Nabucodonosor, el rey del Imperio Neobabilónico, se hacía ilusiones con un reino eterno, pero el apogeo de su reino duró solo siete décadas. Ese fue el tiempo que Dios decretó que los judíos debían ser castigados por causa de su apostasía. Babilonia fue la vara con que Dios los castigó. Comparados con los quince siglos del Imperio Egipcio, los setenta años dorados del Imperio Neobabilónico fueron insignificantes.

En realidad, los imperios mundiales duraron el tiempo que Dios quiso. “Dios quita reyes y pone reyes”, le dijo Daniel a Nabucodonosor, pero el monarca necio se rebeló contra esa revelación, y erigió una enorme estatua de oro para indicar que su reino duraría por siempre. Dios le había revelado que su reino sería esplendoroso pero breve. Era la cabeza de oro de una imagen humana. Después vendría un reino menor, representado por los pechos y brazos de plata; luego un reino inferior, como el bronce del vientre y los muslos; enseguida, un reino brutal, ilustrado por el hierro de las piernas de la imagen; y por último, una división de pueblos desunidos, como el hierro y el barro de los pies. Ningún reino sería eterno, solo el reino de Dios.

Pero Nabucodonosor se propuso torcerle el brazo al destino y construyó su estatua de oro. Quiso adueñarse del tiempo tal como se había adueñado de los pueblos. Pero no fue así. Al cumplirse el tiempo divino, Babilonia cayó. Nunca más sería reconstruida la hermosa ciudad-estado que destruyó el Templo del Dios verdadero y propagó la confusión religiosa.

Cuando los judíos volvieron y reconstruyeron el Templo del Dios vivo. Babilonia estaba en decadencia. Al fin fue abandonada. Se convirtió en nido de fieras y alimañas. Cuando los babilonios conquistaron Judá, atribuyeron su victoria a sus dioses. No era cierto. El único Dios, el de Israel, manejaba los hilos del destino como él quería. Nadie puede imponerse al Dios verdadero. Él diseña la historia, quitando y poniendo reyes. Haz alianza con él, y tendrás seguridad y vida eterna.


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