Amigo de Dios y cuidador de tus hijos | “Paternidad”

Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Génesis 5:22-24.

Si estás pensando en fundar un hogar y tener hijos, acuérdate de Enoc:
En los albores de la historia humana hubo un padre fiel a quien Dios trasladó al cielo. Su nombre es Enoc. Él fue un buen seguidor de Dios, y lo fue aún mejor cuando nació su hijo Matusalén. La paternidad le ayudó a entender mejor la paternidad de Dios.

Después del nacimiento de su primer hijo, Enoc alcanzó una experiencia más elevada; fue atraído a más íntima relación con Dios. Comprendió más cabalmente sus propias obligaciones y responsabilidades como hijo de Dios. Cuando conoció el amor de su hijo hacia él, y la sencilla confianza del niño en su protección; cuando sintió la profunda y anhelante ternura de su corazón hacia su primogénito, aprendió la preciosa lección del maravilloso amor de Dios hacia el hombre manifestado en la dádiva de su Hijo, y la confianza que los hijos de Dios podían tener en el Padre celestial” —HC142.

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Enoc fue amigo de Dios. Vio en visión la historia de la salvación y el advenimiento del Rey de reyes (Jud. 14). Vivió gloriosas jornadas con su Amigo divino; y tan cerca anduvo de Dios que fue traslado al cielo.

Enoc representa a los hijos de Dios en la tierra cuya comunión con él es tan constante y estrecha que el mundo para ellos es un lugar incómodo y desagradable, hostil. Representa a los padres y madres que cada día reúnen a sus hijos para meditar en el amor de Dios, en su bondad y misericordia, y en el sacrificio de Jesús en el Calvario. Tales progenitores y educadores viven en el mundo pero sueñan con el cielo, y llevan en el rostro la belleza de la santidad.

No son místicos ni santurrones; son cristianos maduros Si eres padre o madre, sé como Enoc, amigo de Dios y cuidador de tus hijos.


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