“¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”
Si crees que tu vida está muy lejos del ideal que Dios tiene para ti, si consideras que tu vida espiritual deja mucho que desear y que no tienes valor de presentarte delante de Dios, ¡enhorabuena! ¡No estás lejos del reino de los cielos! Confiesa tus pecados y reconoce tus deficiencias.
Te puede interesar: DEL FOSO DE LOS LEONES AL FOSO DEL ÁNGEL