MENSAJE PARA LA IGLESIA DE ÉFESO

Éfeso era la capital y la ciudad más grande de la provincia romana de Asia, ubicada en las principales rutas comerciales. Como principal puerto marítimo de Asia, era un centro comercial y religioso muy importante. La ciudad estaba llena de edificios públicos como templos, teatros, gimnasios, baños públicos y burdeles. También era famosa por las prácticas de magia y las artes. La ciudad también era notoria por su inmoralidad y superstición. Sin embargo, la iglesia cristiana más influyente de la provincia estaba en Éfeso.
Lee Apocalipsis 2:1 al 4 junto con Jeremías 2:2. ¿Cómo se presenta Jesús ante esta iglesia? ¿Qué grandes cualidades elogia de ella? ¿Qué preocupación expresa Jesús también?
En un principio, los efesios eran conocidos por su fidelidad y su amor (Efe. 1:15). A pesar de que la iglesia experimentaba presiones externas e internas, los cristianos de Éfeso se mantuvieron firmes y fieles. Fueron trabajadores y fieles hasta el fin; de hecho, no podían tolerar a apóstoles falsos en medio de ellos. Sin embargo, su amor por Cristo y por sus hermanos comenzó a menguar. Aunque se mantuvieron firmes y fieles, sin el amor de Cristo, hasta su propia lámpara corría peligro de apagarse.
Lee Apocalipsis 2:5 al 7. ¿Qué tres cosas insta Jesús a hacer para que la iglesia reavive su primer amor y su devoción a Cristo y a sus hermanos creyentes? ¿Cómo se relacionan estas tres cosas secuencialmente?
Proféticamente, la situación de la iglesia de Éfeso corresponde a la situación general y a la condición espiritual de la iglesia de 31 a 100 d.C. La iglesia apostólica se caracterizaba por el amor y la fidelidad al evangelio. Pero, a fines del siglo I, la iglesia comenzó a perder la llama de su primer amor, y con ello se apartó de la sencillez y la pureza del evangelio.
Imagina que eres parte de una congregación cuyo amor está decayendo. Los miembros quizá no practiquen ningún pecado conocido o visible. En cierta medida, incluso están haciendo lo que corresponde; sin embargo, sufren de formalismo y frialdad. ¿De qué manera el consejo de Jesús puede librar a la iglesia de esta situación?

 


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