“Las siete últimas plagas”

“¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado” (Apoc. 15:4).

Apocalipsis 11:18 resume la preparación para la guerra final contra el remanente de Dios de esta manera: “Se airaron las naciones”. Ha llegado el momento de que Dios responda a esa ira derramando su ira, su enojo, las siete últimas plagas (Apoc. 15:1), sobre los impenitentes.

Apocalipsis 15 comienza con la imagen de siete ángeles con siete copas llenas de esta ira divina. Pero antes de que las derramen sobre la Tierra, se presenta una imagen del pueblo fiel de Dios (Apoc. 15:1-4). Se los describe victoriosos sobre la bestia y su imagen, de pie sobre algo semejante a un mar de vidrio, y entonando el canto de Moisés y el Cordero, todas imágenes que evocan a los hebreos en las costas del Mar Rojo mientras celebraban la victoria de Dios sobre los egipcios (Éxo. 15).

Estos santos victoriosos son los mismos que se mencionan como los 144.000 en Apocalipsis 14:1 al 5. Al haber rechazado la marca de la bestia, están protegidos de los efectos destructores de las siete últimas plagas. Pronto experimentarán la transformación de sus cuerpos mortales (1 Cor. 15:51-54) y se unirán a los santos resucitados cuando Jesús venga en poder y gloria (1 Tes. 4:17).

“Pronto aparecerán en el cielo signos pavorosos de carácter sobrenatural, en prueba del poder de obrar milagros de los demonios. Los espíritus de los demonios irán a los reyes de la Tierra y a todo el mundo para encarcelarlos en engaños y urgirlos a que se unan a Satanás en su última lucha contra el gobierno del Cielo. Mediante esos agentes, tanto los príncipes como los súbditos serán engañados. […]

“El acto que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se hará pasar por Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar el advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues bien, el gran engañador simulará que Cristo ha venido. En varias partes de la Tierra Satanás se manifestará a los hombres como un ser majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la descripción que del Hijo de Dios da Juan en el Apocalipsis (Apoc. 1:13-15). La gloria que lo rodee superará cuanto hayan visto los ojos mortales. El grito de triunfo repercutirá por el aire: “¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!” La gente se postrará en adoración ante él […]. En tono amable y compasivo enuncia algunas de las mismas verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las enfermedades de la gente y luego, en su ficticio carácter de Cristo, asegura haber cambiado el séptimo día  al primer día de la semana  y manda a todos que santifiquen el día que él ha bendecido. Declara que aquellos que persisten en santificar el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír a sus ángeles, quienes les fueron enviados con luz y verdad. Es el engaño más poderoso y resulta casi irresistible” (CS 608, 609).

 


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *