“La unidad y las relaciones rotas”

Para Memorizar: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Rom. 5:10).

Como hemos visto, incluso después del Pentecostés, la relación entre los creyentes a veces era tensa. El Nuevo Testamento registra repetidos ejemplos de la forma en que los dirigentes de la iglesia y los miembros individuales manejaban esos desafíos. Estos principios son extremadamente valiosos para la iglesia actual. Revelan los resultados positivos que pueden surgir cuando utilizamos los principios bíblicos para enfrentar los conflictos y preservar nuestra unidad en Cristo.

En la lección de esta semana, nos enfocaremos en el restablecimiento de las relaciones y en cómo las relaciones humanas impactan nuestra unidad en Cristo. El ministerio del Espíritu Santo implica acercar a las personas a Dios y a los demás. Incluye derribar las barreras en nuestra relación con Dios y con los demás. En resumen, la mayor demostración del poder del evangelio no es necesariamente lo que la iglesia dice sino cómo vive la iglesia.

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). Sin este amor, todo lo que digamos sobre la unidad de la iglesia quedará en la nada.

“Cuando los obreros tengan un Cristo que more permanentemente en su alma, cuando todo egotismo esté muerto, cuando no haya rivalidad ni lucha por la supremacía, cuando exista unidad, cuando se santifiquen a sí mismos, de modo que se vea y sienta el amor mutuo, entonces las lluvias de gracia del Espíritu Santo vendrán sobre ellos tan ciertamente como que la promesa de Dios nunca faltará en una jota o tilde” (MS 1:206).

“Si [queremos] subsistir en el gran Día del Señor, con Cristo como nuestro Refugio y nuestra Fortaleza, debemos abandonar toda envidia y contienda por la supremacía. Debemos destruir completamente la raíz de estas cosas impías para que no puedan surgir de nuevo a la vida. Debemos ponernos plenamente del lado del Señor” (EUD 195).

Resumen: El evangelio de Jesucristo gira en torno a la sanidad y la transformación. Y, cuando estas se producen, no pueden dejar de afectar nuestra relación con los demás. La Biblia nos proporciona principios poderosos y ejemplos de cómo podemos tener relaciones buenas e íntimas con los demás, incluso en un mundo de pecado.


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