LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO | Daniel 8:14.

Luego del devastador ataque del cuerno, se anuncia que el Santuario será purificado.

Para entender este mensaje, debemos tener en cuenta que la purificación del Santuario que se menciona en Daniel 8:14 corresponde a la escena del juicio descrita en Daniel 7:9 al 14. Y, como ese juicio tiene lugar en el cielo, el Santuario también debe estar ubicado en el cielo. Por ende, mientras Daniel 7 describe la intervención de Dios en los asuntos humanos y la forma en que él se relaciona con ellos desde una perspectiva judicial, Daniel 8 describe el mismo acontecimiento desde una perspectiva del Santuario.

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El Santuario terrenal se diseñó según el modelo de su contraparte celestial y servía para ilustrar las amplias implicaciones del plan de salvación.

Todos los días los pecadores llevaban sus sacrificios al Santuario, donde recibían el perdón de sus pecados confesados, ya que, en cierto sentido, los pecados se transferían al Santuario. Como resultado, el Santuario se contaminaba. Por lo tanto, se necesitaba un proceso periódico de purificación para limpiar el Santuario de los pecados registrados en él. Se lo denominaba el Día de la Expiación y tenía lugar una vez al año (ver Lev. 16).

¿Por qué el Santuario celestial necesita ser purificado? Por analogía, podemos decir que los pecados confesados de aquellos que han aceptado a Jesús han sido “transferidos” al Santuario celestial, al igual que los pecados de los israelitas arrepentidos se transferían al Santuario terrenal. 

En el Día de la Expiación terrenal, se sacrificaba una gran cantidad de animales, lo que simbolizaba la futura muerte de Jesús, razón por la cual los pecadores podían mantenerse en pie en el Día de la Expiación. Y así como ocurría esto en el Día de la Expiación terrenal, cuando se purificaba el Santuario, ¿cuánto más en el Santuario celestial, donde únicamente la sangre de Cristo nos saca airosos del Juicio? La purificación del Santuario, descrita en Daniel 8:14, es la contra parte celestial del servicio terrenal, cuyo mensaje básico es: como pecadores, necesitamos la sangre del Mesías para que nuestros pecados sean perdonados y nos permita estar de pie en el Juicio.

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