El Milenio

 Apocalipsis 20:1 al 3; y Jeremías 4:23 al 26. Durante el milenio, ¿en qué estado queda la Tierra? ¿En qué sentido Satanás está encadenado?

Los mil años (o el milenio) comienzan con el regreso de Cristo. En este momento, Satanás y sus ángeles caídos son encadenados. El encadenamiento de Satanás es simbólico, porque los seres espirituales no pueden estar físicamente atados. Satanás está atado a las circunstancias. Las plagas han desolado y despoblado la Tierra, dejándola en una condición caótica que se asemeja a la Tierra antes de la Creación (Gén. 1:2). En ese estado, la Tierra funciona como prisión de Satanás durante el milenio. Debido a que no hay seres humanos para tentar ni hacerles daño, todo lo que Satanás y sus colaboradores demoníacos pueden hacer es contemplar las consecuencias de su rebelión contra Dios.

Lee Apocalipsis 20:4 al 15. ¿Dónde están los santos durante el milenio?

El Apocalipsis señala que el pueblo de Dios pasará el milenio en los lugares celestiales que Cristo preparó para ellos. Juan los ve sentados en tronos como reyes y sacerdotes, juzgando al mundo. Jesús les prometió a los discípulos que se sentarían “sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mat. 19:28). Pablo dijo que los santos juzgarían al mundo (1 Cor. 6:23).

Este juicio se refiere a la ecuanimidad de las acciones de Dios. A lo largo de la historia, Satanás ha planteado dudas sobre el carácter de Dios y su trato con los seres creados. Durante el milenio, Dios permite que los redimidos accedan a los registros de la historia para encontrar respuestas a todas las preguntas concernientes a la equidad de sus decisiones relacionadas con quienes se perdieron, así como a las inquietudes relacionadas con la conducción de Dios en su propia vida. Al final del milenio, todos los interrogantes sobre la justicia de Dios quedan resueltos para siempre. El pueblo de Dios puede ver sin la más mínima sombra de duda que las acusaciones de Satanás eran infundadas. Ahora está listo para contemplar la administración de la justicia de Dios en el juicio final.

¿Quién de nosotros no tiene preguntas, preguntas difíciles, que por ahora parecen no tener respuestas? ¿Qué nos dice sobre el carácter de Dios el hecho de que un día él nos dará las respuestas?


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