El evangelio de Patmos

“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (Apoc. 1:3).

Las profecías del Apocalipsis le fueron reveladas en visión al apóstol Juan hace más de 19 siglos, durante su exilio en una islita rocosa del mar Egeo conocida como Patmos (Apoc. 1:9). Apocalipsis 1:3da a entender que el libro debía leerse en voz alta en la iglesia. El versículo promete una bendición para quien lo lea en voz alta y, también, para los que escuchan. Los oyentes son la congregación reunida en la iglesia para escuchar los mensajes. Sin embargo, no son bendecidos simplemente por leer o escuchar, sino por obedecer las palabras del libro (ver Apoc. 22:7).

Las profecías del Apocalipsis son una expresión del cuidado de Dios por su pueblo. Nos señalan la brevedad y la fragilidad de esta vida, la salvación en Jesús y nuestro llamado a difundir el evangelio.

Las profecías bíblicas son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro (2 Ped. 1:19). Tienen por objeto proporcionar una guía para nuestra vida actual y esperanza para nuestro futuro. Necesitaremos esta guía profética hasta la venida de Cristo y el establecimiento del reino eterno de Dios.

Lee “Estudiar Daniel y el Apocalipsis”, en Testimonios para los ministros, pp. 112-119.
“Esa revelación fue dada para la orientación y el aliento de la iglesia durante la dispensación cristiana. […] Una revelación es algo revelado. El Señor mismo reveló a su siervo los misterios contenidos en dicho libro, y es su propósito que estén abiertos al estudio de todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los últimos días de la historia de esta tierra como a los que vivían en los días de Juan. Algunas de las escenas descritas en esa profecía pertenecen al pasado, otras se están cumpliendo ahora; algunas tienen que ver con el fin del gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo, y otras revelan los triunfos y las alegrías de los redimidos en la tierra nueva.

“Nadie piense que al no poder explicar el significado de cada símbolo del Apocalipsis, es inútil seguir escudriñando el libro en un esfuerzo por conocer el significado de la verdad que contiene. El que reveló esos misterios a Juan dará al investigador diligente de la verdad un goce anticipado de las cosas celestiales. Los que tengan sus corazones abiertos para la recepción de la verdad serán capacitados para entender sus enseñanzas, y se les otorgará la bendición prometida a los que ‘oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas’ ” (HAp 466, 467).


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