“Claves para la unidad familiar”

Para Leer: Génesis 33:12-14Rut 1:16-18Juan 17:21-26Gálatas 3:28Efesios 2:11-225:21-6:9.

Para Memorizar: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:21).

La vida familiar representa diferentes etapas de la vida para diferentes personas. Para la madre y el padre, la llegada de los hijos a su vida representa un cambio importante que durará toda la vida. Y para los hijos, por supuesto, pasar de la inexistencia a la existencia, de hecho, es una transición importante. Luego, también, los hijos atraviesan las diversas etapas de la vida, hasta que se van de casa y quizá tengan sus propios hijos. Sin embargo, como padres o como hijos de una familia, todos luchamos con lo mismo: nuestra naturaleza pecaminosa y caída, que puede hacer que la unidad de la vida familiar sea muy desafiante, como mínimo.

Sí, en el cuerpo de Jesucristo en la Cruz, toda la humanidad se ha recon- ciliado con Dios y con los demás (Efe. 2:13-16Col. 1:21-23); pero en un nivel práctico y diario, debemos apropiarnos de la gracia de Cristo, el único que puede hacer que la unidad familiar sea una experiencia de vida para todos los que la buscan con fe. Debe ser una experiencia diaria en nuestra vida. Afortunadamente, mediante la gracia de Cristo, esto es posible.

La unidad: la primera obra. “La primera obra de los cristianos consiste en estar unidos en la familia. […]

“Cuanto más estrechamente estén unidos los miembros de una familia en lo que tienen que hacer en el hogar, tanto más elevadora y servicial será la influencia que ejerzan fuera del hogar el padre, la madre, los hijos y las hijas” (HC 31).

El secreto de la unidad familiar.  “Lo que causa división y discordia en las familias y en la iglesia es la separación de Cristo. Acercarse a Cristo es acercarse unos a otros. El secreto de la verdadera unidad en la iglesia y en la familia no estriba en la diplomacia ni en la administración, ni en un es- fuerzo sobrehumano para vencer las dificultades –aunque habrá que hacer mucho de esto–, sino en la unión con Cristo”


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