Dichoso el que piensa en el débil y pobre; el Señor lo librará en tiempos malos. El Señor lo protegerá, le dará vida y felicidad en la tierra, y no lo abandonará al capricho de sus enemigos. El Señor le dará fuerzas en el lecho del dolor; ¡convertirá su enfermedad en salud!
Yo he dicho: «Señor, tenme compasión; cúrame, aunque he pecado contra ti.» Mis enemigos me desean lo peor: «¿Cuándo morirá y se perderá su recuerdo?» Vienen a verme, y no son sinceros; guardan en su memoria todo lo malo, y al salir a la calle lo dan a saber. ) Los que me odian se juntan y hablan de mí; piensan que estoy sufriendo por mi culpa, y dicen: «Su enfermedad es cosa del demonio; ha caído en cama y no volverá a levantarse.» Aun mi mejor amigo, en quien yo confiaba, el que comía conmigo, se ha vuelto contra mí. Pero tú, Señor, tenme compasión; haz que me levante y les dé su merecido. En esto conoceré que te he agradado: en que mi enemigo no cante victoria sobre mí. En cuanto a mí, que he vivido una vida sin tacha, tómame en tus manos, manténme siempre en tu presencia.
1¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, ahora y siempre! ¡Amén!