Proverbios 10

El hijo sabio es la alegría de su padre;
    el hijo necio es el pesar de su madre.

 Las riquezas mal habidas no sirven de nada,
    pero la justicia libra de la muerte.

El Señor no deja sin comer al justo,
    pero frustra la avidez de los malvados.

 Las manos ociosas conducen a la pobreza;

    las manos hábiles atraen riquezas.

 El hijo prevenido se abastece en el verano,
    pero el sinvergüenza duerme en tiempo de cosecha.

 El justo se ve coronado de bendiciones,
    pero la boca del malvado encubre violencia.

 La memoria de los justos es una bendición,
    pero la fama de los malvados será pasto de los gusanos.

 El de sabio corazón acata las órdenes,

    pero el necio y rezongón va camino al desastre.

 Quien se conduce con integridad anda seguro;
    quien anda en malos pasos será descubierto.