Redención

Uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua. Juan 19:34 (LBLA).

En 1986, una mujer de 44 años fue internada en el Hospital General de Massachusetts, Estados Unidos, porque sintió un dolor intenso en el pecho que se irradiaba hacia su brazo izquierdo. Es un signo de ataque cardíaco, pero la mujer no sufría de cardiopatías. Parecía un ataque al corazón, pero no lo era.

Al describir el extraño caso en la revista New England Journal of Medicine, Thomas Ryan y John Fallón sugirieron que la causa aparente del daño que había sufrido el músculo cardíaco era de origen emocional. Ese día la mujer se había enterado que su hijo de 17 años se había suicidado.

¿Es posible que la mujer haya sufrido de corazón roto? Si bien el caso fue una sorpresa para los doctores de Massachusetts, no fue una novedad para otros. En la década de 1990, unos investigadores japoneses acuñaron el término “cardiomiopatía takotsubo” para describir un aparente ataque cardíaco inducido por el estrés. Se llamó de esa manera porque la dilatación del ventrículo izquierdo característica de este tipo de cardiomiopatías hace acordar a un tipo de bote pesquero llamado takotsubo, utilizado para atrapar pulpos. No fue hasta el año 2005 que la medicina empezó a tomar nota de las emociones como desencadenante de problemas fisiológicos. Ese año se acuñó en la literatura médica el concepto de cardiomiopatía por estrés, a pesar de que varios médicos aún preferían llamarla takotsubo, o alternativamente “el síndrome del corazón roto”.

Así que hay efectos directos y cuantificables que las emociones pueden tener en nuestro cuerpo, y que incluso pueden conducir a una catástrofe cuando las cosas van a peor.

Hace veinte siglos, el corazón más amoroso sufrió la presión más horrenda. El estrés del juicio final lo llevó al colapso, y cuando hirieron el cadáver en el costado, salió sangre y agua. Era el corazón de Jesús, muerto de angustia porque su Padre celestial, con quien había estado unido por la eternidad, se separó de él para dejarlo morir por tu salvación y por la de todos.

 


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