PREPARÉMONOS PARA EL CAMBIO

PARA MEMORIZAR:
“La justicia irá delante de él, y sus pasos nos pondrá por camino” (Sal. 85:13).

La vida está llena de cambios. Las cosas cambian todo el tiempo. Lo único que no cambia es la misma realidad del cambio. De hecho, el cambio es parte de nuestra existencia. Incluso las leyes de la física parecen inculcar que el cambio existe en la urdimbre más básica de la realidad. A menudo, los cambios ocurren en forma inesperada. Cumplimos con una rutina, cuando de forma repentina e instantánea todo cambia y nos toma por sorpresa. Por otro lado, a veces podemos prever los cambios. Recibimos advertencias, señales, indicadores que nos avisan que las cosas van a ser diferentes. Ante esto, es aconsejable comenzar a prepararse, en la medida de lo posible, para lo que vemos venir. Muchos de estos cambios son grandes: el matrimonio, los hijos, la vejez, e incluso la muerte. Y sí, no vivimos aislados. Por consiguiente, los cambios que nos llegan pueden afectar a nuestra familia, y también de diversas formas. Al mismo tiempo, los cambios en nuestra familia también pueden afectar a cada miembro.  Analizaremos algunos de los cambios que la mayoría enfrenta tarde o temprano, de una forma u otra, y cómo estos cambios pueden afectar la vida familiar.


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