“LAS DECISIONES QUE TOMAMOS”

Lee Para el Estudio : Efesios 1:1-4Mateo 22:35-37Mateo 7:2425Proverbios 18:241 Corintios 15:33Eclesiastés 2:1-11.

Para Memorizar: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado  del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi  casa serviremos a Jehová” (Jos. 24:15).

¿Has notado que la vida está repleta de decisiones? Por cierto, se podría decir que, en gran medida, lo que hacemos todo el día, desde el momento en que nos levantamos hasta que nos acostamos, es tomar decisiones. Tomamos tantas decisiones que a menudo ni siquiera pensamos en ellas. Simplemente, las tomamos.

Algunas decisiones son sencillas y hasta se convierten en rutina, mientras que otras son transformadoras y tienen consecuencias eternas, no solo para nosotros, sino también para nuestra familia.

Por lo tanto, cuán determinante es que pensemos en nuestras decisiones, especialmente las grandes, las que pueden afectarnos por el resto de la vida.

¿Cuántos de nosotros lamentamos hasta el día de hoy las decisiones que hemos tomado? ¿Cuántos conviven hasta el ahora con los escombros de las decisiones equivocadas que tomaron hace mucho tiempo? Afortunadamente, existe el perdón. Hay redención, y hay curación incluso para la peor decisión.

A lo largo de toda la Escritura, nos enfrentamos con la realidad del libre albedrío de la humanidad. Incluso Adán y Eva antes de la Caída (Gén. 3) tenían libre albedrío, y desgraciadamente tomaron la decisión equivocada. Si hubo seres no caídos que en su perfección pudieron hacer un mal uso del libre albedrío, ¿cuánto más nosotros, ya inmersos en el pecado?

Y debemos recordar que el libre albedrío es exactamente eso, libre; lo que significa que, independientemente de la presión que sintamos, tanto interna como externa, no tenemos por qué elegir lo malo. Mediante el poder de Dios en nosotros, podemos tomar decisiones correctas mediante el libre albedrío que Dios nos ha dado. Por lo tanto, cuán importante es sopesar cuidadosamente nuestras decisiones, especialmente pensando en cómo pueden afectar nuestra vida familiar. La decisión voluntaria de Caín de matar a su hermano seguramente devastó a su familia. La decisión de los hermanos de José de venderlo como esclavo arruinó la vida de su padre. “Y él la reconoció, y dijo: La túnica de mi hijo es; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado. Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre sus lomos, y guardó luto por su hijo muchos días. Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre” (Gén. 37:33-35).

En toda la Biblia, al igual que en la vida, podemos encontrar ejemplos de cómo el libre albedrío de los miembros de la familia impactan sobre los demás para bien o para mal, como las decisiones de Coré, Datán y Abiram (Núm. 16:1-32; ver, además, Dan. 6:2324Gén. 18:19).


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